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El verdadero amor no es otra cosa
que el deseo inevitable de ayudar
al otro para que sea quien es.
Porque nadie puede saber por ti.
Nadie puede crecer por ti.
Nadie puede buscar por ti.
Nadie puede hacer por ti
lo que tú mismo debes hacer.
La existencia no admite representantes.
La felicidad es la certeza de
no sentirse perdido.
Sólo si me siento valioso
por ser como soy, puedo aceptarme,
puedo ser auténtico, puedo ser verdadero.
No hay que morir por el otro,
sino vivir para disfrutar juntos.
El verdadero buscador crece
y aprende, y descubre
que siempre es el principal
responsable de lo que sucede.
El amor es el regocijo
por la sola existencia del otro.
No somos responsables
de las emociones, pero sí de
lo que hacemos con las emociones
Hacer el amor implica
una conexión con el amor
que no se da todo el tiempo,
ni siquiera entre dos personas
que se aman
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